Los primeros cristianos fueron también los primeros profesores de la historia, porque "profesaban", es decir, declaraban públicamente su fe, aunque pudiera costarles la vida. La palabra se formó a partir del latín profiteri del mismo significado, formada por fateri (confesar), con el prefijo pro- (delante, con el sentido de "delante de todos, a la vista").
A partir de cierta época, un profesor pasó a ser aquel que "profesaba", o sea que declaraba públicamente que poseía conocimientos en determinada área del saber y que podía trasmitirlos. En el diccionario de Covarrubias (1611) encontramos: Professar algun arte o ciencia, latine profiteri. Professor della, el que la sigue y professa.
Pero poco más de un siglo más tarde, en el Diccionario de la Real Academia, el vocablo professor era definido como "El que ejerce o enseña públicamente alguna facultad, arte o doctrina".
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