
Proviene del griego kleitoris "pequeña elevación", procedente del verbo klinein "inclinarse", que también está en el origen de clínica. A pesar de la milenaria antigüedad del término, no es casual que el primer registro en castellano date del siglo XVIII, en el diccionario de Esteban de Terreros.
Durante los diez siglos que duró la Edad Media y, probablemente, durante algunos más en la llamada época moderna, la cultura árabejudeocristiana ocultó la existencia de esta parte de la anatomía femenina por su vinculación con el placer sexual, considerado un pecado, puesto que el sexo debía servir sólo para la procreación.
Sin embargo, la literatura medieval y la abundante documentación histórica disponible sobre el tema nos enseñan que la naturaleza ha sido indomable en todas las épocas y que la sabiduría de los doctores de la Iglesia nunca llegó a acallar los suspiros de placer, que podían... Continuar leyendo