
En las etapas que nos atreveríamos a señalar como de inicio de la anestesia inhalatoria, con el empleo de vapores anestésicos altamente explosivos, nuestros queridos maestros tuvieron por necesidad que realizar sus anestesias empleando frecuentemente el circuito cerrado. Posteriormente, con el advenimiento de anestésicos no explosivos y de gran potencia, aparecen en el horizonte anestesiológico dos situaciones diferentes, por una parte al emplear vaporizadores del tipo del Verni-Trol y de la Caldera de Cobre con los que se hacía necesario diluir las pequeñas cantidades de flujo de gas de arrastre que salían de las cámaras de vaporización (pequeños volúmenes pero con altas concentraciones de vapores de anestésico), con grandes cantidades de flujo de gas fresco para hacer las diluciones adecuadas y acordes con las necesidades de la anestesia clínica. Esta situación es la única explicación lógica para el empleo, por facilidad de cálculos de flujos altos de gas fresco, y... Continuar leyendo