Abertura circular de color oscuro en el centro del iris del ojo, que permite el paso de la luz que va a impresionar la retina. Niña del ojo.
La pupila es nuestra ventana al mundo, nuestro principal contacto con la vida y con los demás seres; tal vez sea la razón por la cual tendemos a identificarla con figuras humanas, como cuando hablamos de la niña del ojo, o tal vez se deba a que estamos acostumbrados a ver nuestra imagen reflejada en las pupilas de las personas cercanas. Lo cierto es que en hebreo la pupila se llama eshon ayin 'hombrecillo del ojo', pero sin ir tan lejos, en inglés pupil significa tanto 'alumno' como 'pupila' y tiene el mismo origen que puppet 'muñeco'. Este parentesco se repite en portugués, idioma en el cual la pupila se llama también menina do olho.
La palabra proviene del latín pupila, diminutivo de pupa, que en esa lengua significa tanto 'muñeca' como 'niña'. Esta curiosa metáfora se repite también en griego clásico, lengua en la cual kore significaba al mismo tiempo muñeca, niña y pupila. Fernando Navarro, en su libro Parentescos insólitos del lenguaje, nos recuerda que la voz griega llegó hasta nosotros en palabras del lenguaje médico, como coreoplastía (cirugía plástica de la pupila) o isocoria (igualdad de tamaño de las pupilas).
Fuente: La Milenaria historia de las palabras. Aut. Ricardo Soca. Edit. Asociación Cultural Arturo Nebrija. 2009.